viernes, 3 de octubre de 2008

Las comidas

Querido sobrino:

Ayer me metí entre pecho y espalda mi primera hamburguesa. Para celebrar ese evento, aprovecho para comentarte alguna de las cosas que por aquí ocurren con las comidas.

Habitualmente en el trabajo bajamos a comer a eso de las 12 o 12 y media... uff un poco pronto para nuestros estómagos ibéricos, aunque una vez que uno se acostumbra, en cuanto llegan las doce empiza a salivar como un perro de Paulov. Supongo que eso y el desayunar a las 7:30... Bueno, a lo que vamos. Para comer nos acercamos a unos restaurantes que hay cerca del curre. A pesar de que la otra vez que por aquí anduve teníamos costumbre de variar, ahora las comidas con la gente del labo consisten en pendular entre tres sitios de comida rápida. A saber: un mejicano (burrito) un tailandés cutre (arroz grasiento) y un Griego (kebab o derivados). Ayer sin embargo conseguimos ir a comer al Japonés, gran logro, así que me tomé mi primera ración de sushi, y espero que no sea la última.

Es curioso, pero a pesar de que hay algunos restaurantes buenos en la zona (un Tailandés excelente, un muy buen Japonés, un italiano) al final se opta por los sitios baratos que te dan algo rápido para llevar al laboratorio y comer en la sala de juntas... así sólo se pierde media hora en comer. Yo me voy negando, a ver si logramos encauzar a estas ovejas descarriadas.

Y ayer por la tarde, la hamburguesa. Hay un sitio aquí, famoso por las mejores hamburguesas del mundo, al que he llevado a todo visitante que pasó por Boston. Ayer hubo un amago de ir, pero resulta que han tenido un ligero incendio, y está cerrado hasta más ver. Así que optamos por otro sitio del que me habían hablado y que tiene la ventaja de estar al lado de casa. Qué decir... inconmensurable, homérico, impetuoso... La calidad la misma (si no mayor).

Para que te centres, querido sobrino, diré que nada tiene que ver una hamburguesa con esa cosa que puedes comprar en el McDonalds o en una hamburguesería de barrio. Ni con esos sucedanios que dan en el Foster, que sabe a keptchup, pero no a lo que tiene que saber. No. Una hamburguesa es fundamentalmente carne picada de buena calidad, bien aliñada, y poco hecha, de tal manera que por fuera está hecha a la brasa y por dentro sangrante, y por muy extraño que parezca, termina sabiendo como un chuletón a la brasa...

Y es que como digo muchas veces, aquí todo está muy bueno... buenísimo. Eso sí, sano no creo que sea, pero eso es algo distinto de lo que estamos hablando.

Se acerca el fin de semana, y con él el frío. Ya hay que salir abrigado a la calle, y eso indica que en breve nos veremos tapados hasta las cejas. Para que nos acostumbráramos, en el labo han tenido toda la semana el aire acondicionado a todo trapo, con el chorro bien encima de mi cabeza, con lo cual he pasado unos días acatarrado y mocoso. Pero ewtoy seguro de que eso lo hacen por mi bien, para que cuando empiece a nevar ya esté acostumbrado.

1 comentario:

Unknown dijo...

Entrañable, disfruta mucho y sigue escribiendo